El ritmo se acelera, la música pasión augura, la excitación se hace evidente y se esfuma la cordura.
Es que, mujer, eres tan perfecta , tu anatomía ardiendo me atrapa.
Que seas prohibida no me afecta, siento como mi inocencia se escapa.
El aire huele a sexo y tu cercanía es como un sueño. Quiero poseerte aunque sea una vez, quiero sentirme tu dueño.
Anhelo inhalar tu aliento, y como un loco tu cuerpo recorrer, ir de muy rápido a más lento, plasmar el deseo en memorias de placer.
La taquicardia en mi pecho , la respiración entrecortada al hablar, hacerte lo que nunca a nadie le he hecho, con el sabor de tu vientre en el paladar.
¿Cómo saber si es un sueño o realidad? Ésta culpa de la que estamos disfrutando. Siento como en ti queda mi castidad, como a cada bombeo se va acabando.
Y mientras la energía se nos va, la conciencia va haciendo carga . Llegas de nuevo al clímax, y con él , al fin, mi descarga.
En un último beso culminamos el utópico escenario. No importa en dónde estemos ni la fecha en el calendario.
Inolvidable, prohibido y perfecto, así es como sería ese acto. No hablaremos nunca de ello y con una sonrisa sellaríamos el pacto.